Por Hugo Rocha
“Las nubes se disiparon cuando vi TÁR” fue el testimonio de Scorsese después de ver la nueva película de Todd Field, aseguraba que el futuro del cine estaba a salvo. Cuando leí su review, me pareció un tanto pretenciosa, pero después de haber experimentado esta película por mi cuenta, Scorsese me ha soltado un revés en el rostro reafirmadome que él sabe mucho más de cine que yo.
TÁR nos cuenta la historia de la directora de orquesta Lydia Tár (Cate Blanchett); una genio en su oficio que se enfrenta al juicio público, legal y personal después de involucrarse con alguna de sus alumnas y colaboradoras. La película nos cuestiona cómo juzgaremos a este personaje, preguntándonos si seremos capaces de separar al artista de su obra, al mismo tiempo que nos hace preguntarnos cómo nos juzgará a nosotros la historia.
Todd Field logra entregar una película increíblemente dirigida, donde todos los elementos formales de la cinta funcionan en una perfecta armonía; Field trata a esta película como una pieza musical, y logra llevarnos de la mano durante toda la película hasta conseguir un involucramiento total de nuestra parte como espectadores.
Al inicio de la película, vemos una larga secuencia donde el personaje de Blanchett es entrevistada acerca de la labor del director de orquesta, donde nos habla de la manipulación del tiempo para evocar a los sentimientos del público; como si esta fuera una introducción al propio trabajo de Field, quien consigue esto mismo de una manera sobria y contundente.
La puesta de cámara y el trabajo de fotografía es impecable, a mi parecer es ese tipo de fotografía que no requiere ser artificiosa para impresionarnos, su principal función es narrativa al darle una importante dosis de tensión a los momentos que lo requieren, como lo es la escena donde da cátedra a un grupo de alumnos sobre Bach.
Hablemos ahora de Cate Blanchett, la principal estrella de la película y de lo que más se habla de la misma. El Oscar a Mejor Actriz lo tiene asegurado, no hay duda sobre eso. Blanchett no tiene por qué convencernos que es una excelente actriz, desde años atrás ya lo sabemos. Pero de todas formas, logra sorprendernos al entregar una de las mejores interpretaciones de su carrera, al encarnar a una compleja Lydia Tár, de quien poco a poco nos va presentando las múltiples capas de su personaje.
Por un lado, no podemos dejar de admirar a Tár por su genio; empatizamos con ella al ver su rol como una madre protectora. Pero al mismo tiempo una repulsión por su personaje va creciendo en el espectador al conocer poco a poco las verdades que oculta; y detrás de estas verdades entendemos como esta genio al igual que todos nosotros sigue guiándose por el deseo y el reconocimiento, al ser una más del montón. Vacía y frágil.
Blanchett logra esta tremenda actuación que va más allá del clásico “le grita a alguien o llora descontroladamente, por lo tanto es una buena actuación”, sino que su interpretación nos llena de intriga por conocer qué está pensando, que de lo que nos dice es real, que está sintiendo; todo esto oculto detrás de su mirada.
Y si Blanchett logra algo increíble, en gran parte también es por el excelente guión de Field que funge como la columna vertebral de esta historia. En un inicio podría parecer muy lento, pero todo esto es intencional, poco a poco vamos enredándonos en el mundo de Tár, volviéndonos cómplices de alguna manera al conocer los distintos mundos en los que se desarrolla e ir poco a poco entendiendo como Tár se ha encargado de manipular estos mundos al ser una aclamada figura pública. Y lo hace de una forma tan efectiva que su extensa duración no se siente tediosa, sino necesaria.
Creo que otro de los logros importantes de esta película es hacernos creer que todo esto es una historia real; en mi caso durante toda la película esta me tenía expectante de si Lydia Tár existía en la vida real, incluso engañándome a mí mismo de que seguramente sí habría escuchado alguna de sus polémicas en Twitter.
Definitivamente TÁR es una de esas películas que necesitan ser revisitadas en más de una ocasión, sabiendo que a ciertos elementos se les puede dar más de una lectura y que aún hay mucho más que apreciar (y descubrir) sobre la realización formal de esta cinta.
Veredicto: