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Por Valeria Echeagaray

 

Hace 7 años, el 8 de enero del 2016, David Robert Jones, mejor conocido como David Bowie, cumplía 69 años y sacaba lo que se convertiría en su último álbum de estudio: Blackstar. Tan sólo dos días después, el mundo se conmocionó con la noticia de su muerte.

Nació en Londres y desde pequeño mostró gran interés la música y el baile. Estudió arte, trazado, música, diseño y composición tipográfica.

En 1967 sacaría su álbum debut, que se convertiría en un fracaso comercial. Dejó la música por dos años y se unió al circo. Ahí comenzó a estudiar arte dramático, comedia del arte, teatro Avant-grade y mímica, lo cual se vería reflejado en los personajes que creó a lo largo de su vida.

Space Oddity salió en 1969, junto al álbum David Bowie, el cual dio un poco de reconocimiento con canciones folk y rock. Salió The Man Who Sold the World con un sonido de hard rock, en la portada de la versión británica Bowie lucía un vestido, causando controversia en el público, pero el agrado de los críticos. Hunky Dory tampoco tuvo el éxito comercial esperado.

Durante la época de estos dos álbumes comenzó a idear lo que se convertiría en el “ídolo supremo del pop”, su primer éxito y persona: Ziggy Stardust. Mezclando a Iggy Pop y a Lou Reed, la ciencia ficción y el teatro kabuki, creó la historia de un alienígena bisexual, andrógino, que al llegar a la tierra se convierte en una estrella de rock. Se influenció en The New York Dolls y T. Rex, La Naranja Mecánica, Andy Warhol y las Drag Queens. Gracias a este disco, para muchos, él junto a Marc Bolan son los creadores del glam rock.

Con la “muerte” de Ziggy, Bowie demostró que no era solo una faceta, sino que su carrera se vería marcada por continuas innovaciones y reinvenciones, ganándose el título de “El Camaleón del Rock”.

Aladdin Sane y Diamond Dogs sería lo último de glam rock que escucharíamos de su parte, acercándose al plastic soul y al funk. Station to Station traería a uno de sus personajes más famosos y controversiales: The Thin White Duke.

En 1976 se mudaría a Berlín junto a Iggy Pop para dejar sus adicciones. Comenzó a trabajar con Brian Eno y se influenció en el sonido Krautrock, cambiando su forma de componer. De ahí resultaría la “Trilogía de Berlín”. En el segundo álbum de esta trilogía salió la canción de Heroes, la cual se convertiría en un himno de Berlín dividido.

En los 80s alcanzó su mayor éxito comercial: Let´s Dance.

En el 2006 daría su última presentación en un concierto caritativo, retirándose por problemas del corazón. En el 2013 se anunció The Next Day, su primer disco en 10 años. Tres años después se anunció el lanzamiento del que se convertiría en su último disco: Blackstar. Alcanzó el número 1 en distintos países, combinando art rock, rock experimental y jazz rock. Sería la despedida de Bowie con canciones como Lazarus y Dollar Days, falleciendo dos días después por cáncer de hígado, el cual no era de conocimiento público.

La influencia de David Bowie sigue viva en nuestros días, musical y socialmente. Fue pionero del glam rock e inspiración del movimiento punk, géneros como el dark wave, la ciencia ficción y el post punk; de los primeros en levantar la voz en contra del racismo en MTV, ejemplo en el movimiento de la liberación LGBTQ+: influyó en artistas del grado de Lady Gaga, John Lennon, Mick Jagger, Sex Pistols, The Cure, entre otros.

En palabras de su biógrafo, David Buckley: “Bowie es una estrella y un ícono. Su trabajo […] ha creado quizás la mayor adoración en la cultura popular. […] Su influencia ha sido única en la cultura popular: ha permeado y alterado más vidas que ninguna otra figura comparable.”

Recordamos a Bowie como alguien fuera de este planeta, que dejó una huella enorme en la cultura y la sociedad de nuestros tiempos.