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¿La muerte del blockbuster?

 

El cine contemporáneo atraviesa una crisis que comienza a manifestar estragos en la taquilla. Si bien la poderosa industria del entretenimiento estadounidense, de la cual somos ávidos consumidores, este 2023 parece no estar en su mejor momento, pasando por una huelga de guionistas que parece que retrasara prácticamente toda producción contemplada para los próximos dos años, y sumado a esto, el cine pasa por un fenómeno bastante inesperado para las grandes productoras: el fin del blockbuster.

La década pasada se caracterizó por los grandes estrenos del cine, películas y franquicias taquilleras lideradas por el cine de superhéroes que dejaron a las audiencias acostumbradas a ciertos elementos que pronto las productoras terminarían por utilizar de forma desmedida, causando que el público terminará por cansarse de este tipo de cine. No decimos que las audiencias de pronto se convirtieron en cinéfilos mamadores que cancelaron Netflix, dejaron de ir al cine y se volcaron a ver todo el catálogo de MUBI. Al contrario, parece que ahora nada parece gustarles, ni la acción, ni el blockbuster, ni los superhéroes ni mucho menos la animación acostumbrada de Disney y Pixar.

Tal vez por hartazgo de esta fórmula repetida una y otra vez, el deseo de ver algo diferente, o simplemente considerar el cine actual algo poco interesante son los causantes de un fenómeno que Hollywood no esperaba encontrar en pleno 2023, una audiencia cansada de secuelas, reboots, remakes, franquicias desgastadas y sin espíritu, efectos visuales pobres y adaptaciones que dejan poco qué esperar de esta industria que creyó que la gente vería cualquier cosa que les pusieran enfrente. Pero eso parece haber terminado. 

Una industria tambaleante

Hoy vamos a hablar con verdades aquí, y como primera certeza en esto vamos a aclarar que Hollywood es un monstruo desalmado. Si, consumimos mucho de lo que produce y mucho de ello nos encanta, pero no por ello vamos a eximir a esta industria de su poco tacto hacia quienes hacen posible las películas y series que nos encantan. Hoy vemos como la huelga de guionistas es un ejemplo de esta naturaleza de poca ética y nada benevolente por parte de las grandes productoras y sus propietarios, quienes, a fecha de quien escribe esto, prefieren ver en la bancarrota a sus guionistas a ceder a sus justas reclamaciones. 

Sumado a esto, vemos como merecidamente la gente parece hartarse de la fórmula de éxito cinematográfico más quemada que nunca con la que Hollywood ha venido llenando las salas de cine del mundo la última década. La era de los superhéroes, las franquicias postergadas hasta lo ridículo, los reboots, remakes, secuelas que llegan 30 años después de su original, y un cine barato de efectos malos, poca creatividad e historias procesadas para ser digeridas rápidamente, han hecho que la gente prefiera abstenerse a abarrotar las salas de cine este verano, dando como resultado una serie de fracasos en taquilla para películas que buscaban catalogarse como blockbuster y que no terminaron por recaudar lo esperado. Sin duda, la poderosa industria del cine parece tambalearse de forma desesperada en una década que apenas inicia. 

Verano de fracasos

Si bien este verano 2023 se caracteriza por los grandes estrenos de Barbie de Greta Gerwig y Oppenheimer de Christopher Nolan, ambas estrenadas el mismo día, el verano cinematográfico no parece salvarse ni con estos futuros éxitos en taquilla. Previamente Warner Bros. buscaba causar un revuelo con el estreno de la prometedora, pero decepcionante The Flash, otro filme de superhéroes de un DC Comics decadente, donde los efectos, una historia auto conclusiva y pobre generaron otro fracaso en la taquilla para la productora, siendo esta su mayor apuesta de verano. Por su parte, Disney lanza Indiana Jones and the Dial of Destiny, la quinta entrega de esta franquicia que nos muestra a un Harrison Ford viejo y que hace uso de la nostalgia como truco cansino para atraer público a las salas, siendo un fracaso para el gigante que este año cumple un siglo de historia. 

Y ni hablar de películas como la DÉCIMA entrega de Rápidos y Furiosos, Transformers, La Sirenita live action, Elementos de Pixar, etc. Todos estrenos que se quedaron sin más en la taquilla, recaudando lo necesario, pero demostrando que la gente parece estar cansada de todas las fórmulas que estos proyectos representan en cada una de sus historias. Con un sindicato en huelga y con un público fatigado del Hollywood contemporáneo, parece que la industria se encuentra en una encrucijada donde deberá ceder probablemente a su posición y buscar de la mano de sus guionistas y creativos ofrecer un cine nuevo y renovado, con una verdadera propuesta que más que hacer que la gente regrese a las salas, ofrezca historias diferentes que valga la pena contemplar en pantalla, devolviéndole la magia al séptimo arte antes de dejarlo morir lentamente.