El origen amarillista del cómic contemporáneo.
El mundo del cómic en la actualidad representa una industria editorial sumamente interesante y de géneros variados que hace mucho dejaron de ser cosa de comedia o entretenimiento periódico de viñetas. Hoy el cómic tiene como su principal exponente al mito del superhéroe, género que le ha hecho cruzar a formatos nunca vistos como el cine o la televisión de forma magistral. Si bien algo maravilloso de este entretenimiento editorial que hoy incluso existe de manera digital, es la variedad de temas que puede representar de manera ilustrada en compañía de textos acertados, desde lo cómico y humorístico, pasando por un espectro fantástico y heroico hasta llegar a tocar temas más serios como la política o la crítica social, siendo precisamente esto último el origen mismo de la historieta contemporánea, más específico aún, el amarillismo de finales del siglo XIX.
Mucho antes de ser el formato que hoy todos conocemos, con sus grapas y una medida de 16 x 17 cm, portadas variantes y acabados de colección; el cómic nació hace más de un siglo en las páginas de un periódico neoyorquino con un pequeño niño calvo de ropa amarilla como principal protagonista y precursor de la crítica social de la clase más marginada mediante diálogos atinados que por primera vez se veían representados en globos de texto. Así fue como el cómic, en sus primeros formatos, apareció en 1895 con el Yellow Kid o Chico Amarillo como referente de toda una revolución del entretenimiento gráfico y editorial.
Amarillismo, el origen del cómic moderno
Cuesta creer que un término que a muchos nos desagrada por lo que representa dentro del periodismo contemporáneo sea el origen de lo que hoy consumimos como uno de los entretenimientos gráficos y editoriales más amenos de nuestra era. A finales del siglo XIX, con la revolución de las industrias para el cambio de siglo y de cara a una modernidad prometedora, las artes gráficas y el periodismo no fueron la excepción a este salto y revolución intelectual, cultural e industrial. En esta época el principal medio de comunicación popular por así decirlo era el periódico, donde la noticia, la información e inclusive el entretenimiento estaba a disposición de todos por un módico precio bastante accesible.
Entre sus páginas impresas a toda hora buscando una mayor cobertura encontraríamos la peculiaridad de ilustraciones que buscaban comunicar la inconformidad de una manera divertida y satírica, con personajes envueltos en situaciones diversas que nos exponían la realidad de forma ilustrada y a color en algunas ocasiones pretendiendo comunicar los descontentos sociales que las clases bajas padecían ante el mundo de la época. Así, la critica social y política comenzaría a asomarse en las páginas periódicas del New York World de la mano de u hábil guionista y caricaturista neoyorquino, Richard Felton Outcault, quien ilustraría por primera vez a su famoso personaje en este diario, un chico de camisón amarillo, calvo, y de aspecto marginado que de pronto hablaría con toda la verdad del mundo en un dialecto propio de su clase social.
El Chico Amarillo
Su autor, Richard Outcault pronto se popularizo gracias a su habilidad y el contenido de sus historietas, las cuales mostraban a este chico de aspecto sucio y dientes chuecos que iba en cualquier situación entre callejones neoyorquinos con inscripciones en su camisón amarillo acompañado de situaciones de sátira social y política donde, como aportación de este ilustrador a la historieta naciente, sus otros personajes se comunicaban mediante globos de dialogo, algo nuevo para la época. El éxito de este personaje, sus historias y el mensaje transgresor de su existencia no se hizo esperar y comenzó a publicarse en dos periódicos distintos, convirtiéndose en todo un icono de la crítica periodística, por lo cual, comenzó a atribuirse a este tipo de periodismo el término “amarillismo” gracias a la icónica prenda del Chico calvo y “basado”.
Dos años después de su presencia constante en dos de los diarios más populares de Nueva York, el chico amarillo dejo de aparecer en las páginas periódicas debido a que su autor dirigió su atención y trabajo a otros formatos, géneros y experimentación gráfica, marcando así el final de la critica amarillista de la clase obrera de finales del siglo XIX en Estados Unidos. Si bien fue poco el tiempo que deambulo el Chico Amarillo por las páginas de los diarios neoyorquinos fue tiempo más que suficiente para dejar una huella en el periodismo imborrable, así como marcar el punto de partida para la tira de historietas del siglo por venir.
Hoy, el Yellow Kid es todo un ícono de la ilustración satírica, de los inicios del cómic y un personaje de la cultura Pop del siglo XX al que se le atribuye no sólo ser la voz humorística de una generación precaria (mediante sus frases en su camisón amarillo, claro está), sino cambiar de manera definitiva el consumo editorial y de entretenimiento impreso para el siglo por venir, cimentando uno de los medios de entretenimiento más populares y versátiles de nuestra actualidad: el cómic. Por lo tanto, no nos queda más que agradecer al Chico Amarillo y mudo de los barrios bajos de Nueva York por sentar las bases de la existencia de la tira cómica contemporánea. Quién diría que el amarillismo sentaría las bases que Batman o el Hombre Araña existieran hoy en día…