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El negocio millonario de la era digital en el gaming.  

 

La era digital de los videojuegos es ajena completamente a lo que los más veteranos dentro del gaming estaban acostumbrados hace dos décadas. Cualquier jugador millennial o anterior que vivió la era dorada del gaming en los 90 y el nuevo milenio asegurará que la jugabilidad y el contenido ofrecido entonces claramente era muy diferente al que hoy podemos disfrutar. No decimos que esto sea malo, puesto que hoy la industria de los videojuegos representa una de las principales formas de entretenerse para el 40% de la población mundial, con una enorme oferta de títulos, consolas, estilos y contenido, destacando de esta realidad los gráficos, modalidades y experiencias que la industria ofrece hoy en día. 

El detalle radica en que, entonces, para poder disfrutar un juego en su totalidad bastaba con pasar horas jugándolo, descubriendo secretos, completando misiones específicas, recaudando dinero, batiendo récords, etc., esto con la final de desbloquear el contenido adicional disponible en el juego que solo era posible adquirir mediante la jugabilidad de este y de forma gratuita. Lejos estábamos de ver cómo todos estos extras, ya fuesen armas, vestuarios, personajes y más, hoy nos costarían unos cuantos pesos/dólares reales directos de nuestra cuenta bancaria, haciendo de esta modalidad de contenido extra un negocio bastante rentable para los estudios, consolas, etc.

Contenido extra

El esfuerzo tenía sus recompensas back then, hoy basta con pagar unos cuantos pesos mediante transacciones en línea para adquirir ese mapa, ese personaje, ese vestuario y armas de lujo que nos ayudarán a triunfar en el juego, o simplemente, vernos bien. De nuevo, no es del todo malo que esto del contenido adicional y las microtransacciones existan en esta industria tan querida, sino que muchas veces resulta irónico adquirir un juego que resulta incompleto al ver todo lo que podemos comprar extra adicional al juego comprado, o que, para poder disfrutar de ciertos niveles, o jugar en línea con amigos sea necesario pagar más. 

Pagar, pagar, pagar, la gran bendición/maldición del gaming contemporáneo, aplaudido por muchos y rechazado por otros, lo que destaca aquí es lo que representa para nuestros bolsillos, ya que, como todo gasto hormiga, de poco en poco, pagar por pases, dinero virtual, skins o DLC, al final resultara un gasto significativo a tomar en cuenta cuando buscamos entretenernos un rato en casa con el mando en una mano y la tarjeta de crédito en la otra. 

Jugabilidad online, precursor de la micro transacción

Cabe destacar que la gran contribución de la era digital al mundo de los videojuegos fue la llegada de los juegos en línea, que otorgaban por primera vez la posibilidad de jugar sin impedimentos de manera cooperativa junto con otros jugadores alrededor del mundo. Si bien los primeros indicios de esto eran gratuitos y solamente bastaba de una buena conexión a internet, hoy jugar online nos cuesta un poco más, tanto en un buen internet como en membresías, pases o paquetes plus para poder disfrutar de esta conectividad. Además, una característica de los juegos en línea actuales como Call of Duty, League of Legends o Fornite, permiten a sus jugadores enriquecer su equipo, arsenal y apariencia gracias a las microtransacciones para adquirir todo este contenido extra.

Si bien resulta divertido y es un adicional que nos encanta, los DLC, extras y pases resultan un gasto no contemplado muchas veces, por lo que las microtransacciones en su momento podrían no resultarnos un peso económico de entrada, pero hacerlo con frecuencia podría significar un tema financiero a considerar. Para los estudios y consolas, esta modalidad resulta un negocio millonario altamente rentable, donde además de vender el juego inicial (muchas veces ofrecido de manera gratuita), el contenido adicional disponible viene a enriquecer la experiencia de juego, que con “pequeñas” transacciones bancarias se puede divertir uno más.

En un negocio donde nadie engaña a nadie, al menos de entrada, las microtransacciones en los videojuegos resultan viables para todos los partícipes: los jugadores enriquecen su experiencia y su juego, los estudios ganan millones con esta modalidad y los bancos se llevan una parte al entrar en una de las industrias de entretenimiento más importantes de nuestra era. Como todo, la recomendación es no dejarse llevar por el gusto y considerar estos gastos como de cuidado, porque un gasto hormiga no controlado, ya sea en tus juegos de PC, consola o teléfono celular, puede llevar a una crisis financiera personal que no esperabas. Jugar es sano, pero al igual que todos los excesos que incluyen tus cuentas bancarias, hay que medirse.