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El maestro del cartelismo cinematográfico. 

 

Por Ángel Mora

En el mundo del cine existen artes que van más allá de lo que vemos en la pantalla grande, siendo todo un universo que comprende muchas disciplinas dentro y fuera de la producción como tal, siendo, por ejemplo, su material publicitario una de estas áreas a destacar. Dentro de la publicidad que se hace para una película destacan sus posters o carteles promocionales, los cuales, más que simplemente anunciar la película que está por llegar sin más, tienen como propósito enganchar a las audiencias mediante su composición, ser impactantes visualmente, y si es posible, sintetizar la historia detrás de la película y dar una probada de lo que el material audiovisual promete ofrecer. 

Hoy en día el cartelismo cinematográfico sigue siendo una de las formas más importantes para dar a conocer una película en la era digital, destacando este medio publicitario por las ventajas que la era digital ofrece para su realización, llegando a lograrse tanto increíbles pósters dignos de conservarse después de la proyección del filme como algunos otros que, a pesar de las herramientas digitales, aún dejan mucho que desear. A pesar de que este arte hoy busca innovar mediante sus composiciones, la realidad es que hubo una época que destacó por ofrecer los carteles más hermosos de la historia del cine, joyas artísticas que hoy en día no dejan de cautivar a los amantes del cine en todas partes.

De este noble arte de antaño ya olvidado destaca una figura que podríamos catalogar como el amo y señor del cartelismo cinematográfico de finales del siglo XX, un maestro del aerógrafo que concibió los posters más memorables de clásicos que pasarían a la historia, inmortalizados en papel de la manera más impresionante y realista posible muchas décadas antes de ser posible un poster de la talla de Avengers: Infinity War. Se trata de Drew Struzan, cartelista autor de los posters más icónicos de la época dorada del cine de fantasía y ciencia ficción de los 80’s, 90’s y el nuevo milenio, entre los que destacan sus composiciones sobre Indiana Jones, Star Wars y Harry Potter.

Maestro del aerógrafo

Nacido en Oregon, Drew Struzan creció en una familia de bajos recursos, de la cual sobresaldría mediante su constante ímpetu de superación y trabajo, logrando formarse como ilustrador en el Art Center College of Design de Pasadena, California. En su etapa académica lograría vender su obra para autofinanciar sus estudios de posgrado, siendo hasta sus primeros trabajos que comenzaría a lucrar de manera profesional con su arte, trabajando primero para realizar posters cinematográficos de películas Serie B, siendo uno de sus primeros grandes éxitos el haber sido seleccionado para realizar la portada del icónico álbum de Alice Cooper, Welcome to my Nightmare en 1975. 

Su talento y dominio perfecto del aerógrafo lo llevó a desarrollar diversos proyectos que desembocaron en la solicitud de apoyo para el poster promocional de la primer película de Star Wars, donde participa ilustrando a los personajes de Luke y leía en lo que hoy es conocido como el Star Wars Circus poster por su estilo circense. Su colaboración, talento y sumo detalle en su obra fascinaría a George Lucas y su equipo, acogiéndolo como su principal ilustrador de cartelismo desde entonces y hasta su retiro en 2008. Como parte de Lucasfilm, Drew ilustraría no solamente posters icónicos, sino que diseñaría el primer logo de Industrial Light and Magic (ILM), empresa de efectos especiales de Lucas, misma que haría posible las joyas del cine de fantasía, terror y ciencia ficción de las próximas décadas. 

Genio del cartelismo

Su vida artística incluyó el diseño editorial de portadas, material publicitario y comisiones, pero fue realmente su paso por Hollywood, su permanencia en ILM y su gran talento dedicado y sumamente artístico el que lo haría destacar como uno de los mejores artistas dentro de la industria cinematográfica de finales del siglo XX y el nuevo milenio. El trabajo cartelista de Struzan incluye joyas del cine ochentero como Willow, the Flintstones, Indiana Jones y claramente, Star Wars, saga con la que completaría su relación con la elaboración de los posters de las precuelas dosmileras, algunos de sus últimos trabajos oficiales para la industria del Cine. 

Su trabajo cartelista destaca por el realismo que su aerógrafo, principal herramienta, logra manifestar sobre el papel, creando joyas detalladas y fieles a la obra, que más que ser una ficha publicitaria más en cartelera, poseen parte de la magia que las películas mismas poseen, como si el cartel fuese una ventana que anticipa la magia y aventura detrás de sus personajes y el título del filme. Hoy, su contribución al mundo del cine es un legado de arte admirado por la generación de su época como por los nuevos fanáticos que miran la época de oro del cine fantástico con admiración. 

Steven Spielberg, George Lucas, Harrison Ford, Steve Kloves, y hasta Guillermo del Toro se refieren a este genio del arte cinematográfico publicitario como el mejor de una época, capaz de manifestar la magia de las películas en un cartel publicitario repleto de detalle, pistas, color y un aura mágica alrededor de la composición hecho con un dominio increíble del aerógrafo. Desde una galaxia muy muy lejana hasta Hogwarts, desde una tumba antigua hasta el laberinto de un fauno, Struzan fue capaz de plasmar la historia detrás del filme de forma sintetizada como el mejor de los ilustradores, marcando generaciones y una época del cine fantástico que probablemente no vuelva a ver un genio como él. Nos queda su legado, uno repleto de posters, carteles, anuncios y comisiones dispuesto a maravillar al más digital de los artistas de hoy en día. Sin duda, Drew Struzan fue, es y será siempre el mejor cartelista de la industria cinematográfica.