Por Hugo Rocha
Spielberg se sube a la tendencia de hacer películas semi autobiográficas que apelan a la propia nostalgia del director como fue el caso de Bardo, Roma y Belfast. Y a su vez, se une a la lista de “una carta de amor al cine del propio cine” , o como lo veo en mi cabeza: la auto felación de Hollywood. ¿Pero qué tal resultó la película? ¿amerita sus nominaciones a mejor película y mejor director?
Los Fabelman cuenta la historia de Sammy Fabelman (Gabriel LaBelle), basado en el mismo Spielberg, un joven hebreo que se enamora del cine a una temprana edad, utiliza este arte para expresarse y descubrir la triste verdad detrás del matrimonio de sus padres (Michelle Williams y Paul Dano).
Steven Spielberg ya se ha colocado como uno de los mejores realizadores de todo Hollywood a lo largo de su prolífica carrera, de eso no hay duda. Y Los Fabelman no es la excepción, es una buena película contada de una forma sólida que celebra al cine y nos invita a la reflexión de cómo percibimos la vida misma a través de la proyección del celuloide.
En cuanto a sus aspectos formales, la película es impecable, creo que todo es cumplidor: su puesta de cámara, la música y el diseño de producción. Este último se encarga de recrear los distintos Estados Unidos durante distintas décadas.
Y hablando del guion, The Fablemans tiene dos fuertes: el drama dentro de las relaciones familiares, así como el descubrimiento del cine por parte de Sammy. Primero al hablar de los Fabelman, su historia es lo que sostiene a esta película (de algún lado tenía que venir el título): el ver sus dinámicas familiares, conocer los modos de ser de los miembros, acompañarlos en sus viajes; hace que la película se sienta como el recuerdo de unas vacaciones; los actores logran explotar la química entre ellos que vuelve este viaje uno muy ameno.
Michelle Williams y Gabriel LaBelle a mi parecer son los que se roban esta película, creando este complejo vínculo entre madre e hijo; donde vemos los lados buenos de su relación así como los complicados. Paul Dano quien se hizo notar mucho el año pasado como el Riddler, aquí nos presenta a un hombre más serio que contiene mucho sufrimiento, es una presencia muy sutil pero poderosa.
A pesar de ser en gran medida un historia autobiográfica, Spielberg no oculta los trapos sucios de la familia ni relata toda esta historia con amor para su familia, lleva al personaje de Sammy descubrir los secretos de su madre, así como los lamentos de su padre. Esto de la forma más objetiva que le es posible, y aquí es donde el papel del cine en esta película juega un papel importante.
Spielberg pone en diálogo el papel del cine en nuestra sociedad, nos hace preguntarnos si este captura al mundo tal y como es o si es una representación subjetiva y manipulada de la realidad. ¿El cine nos miente o nos cuenta la verdad? Ahí entramos a uno de los discursos que me parecen más interesantes de la película; a título personal me voy más por la reflexión de Mark Cousins en su documental Historia del Cine: una Odisea: “una mentira para contar una verdad”.
¿Qué nos hace sentir vernos en pantalla? ¿cómo nos ven las otras personas? ¿por eso es que seguimos yendo al cine? Son otras preguntas que rebotaban en mi cabeza mientras regresaba en bicicleta a mi casa al salir de ver esta película.
Hasta este punto puedo de mi opinión puedo decir que una vez más Spielberg demuestra su genio, pero aquí van un par de elementos que creo que no cuajan bien estructuralmente y unas cuestiones discursivas que me hicieron despegarme un poco de la historia.
Estructuralmente, la película recorre varios momentos en la vida de Sammy, por lo que en los momentos en los que transicionamos de una época a otra creo que hay muchas cosas que no llegan a una conclusión sólida, pareciera que algunas cosas terminan por resolverse de forma muy sencilla, aminorando el conflicto que intenta plantear la película. Por ejemplo, hay toda una subtrama sobre bullying y antisemitismo que aparece muy al final de la película, y termina por resolverse de forma algo apresurada.
Y creo que al agregar ciertas subtramas, algunas de las partes más interesantes de la película van diluyéndose y perdiendo protagonismo, siendo el drama entre los patriarcas Fabelman uno de los que termina por opacarse.
Ahora sí, la opinión un tanto impopular de mi parte. Esta película puede parecer hecha a la medida para cinéfilos y a aquellos que sueñan con convertirse en cineastas, celebra el genio de Spielberg, uno de los rostros del Monte Rushmore del cine americano; pero desde mi experiencia, esta es una visión del realizador sumamente romántica, nublada por el privilegio de otra época. Si te quieres brincar un spoiler, te invito a que vayas directo al veredicto.
Sí, en algún momento de la película, se intenta representar la maldición del artista, y el sufrimiento que viene a causa de la incomprensión de los demás. Sí intenta victimizar un poco a la figura del artista; pero concluye con la idea de “si haces lo que amas, jamás le deberás nada a nadie”, algo que definitivamente no es una realidad para muchas personas menos afortunadas, las deudas y el hambre no se sacian con sueños, lamentablemente.
Pero en fin, a pesar de todo esto último; sigo creyendo que la película es sumamente disfrutable e invita a pensar en algunos aspectos interesantes del mismo cine y su efecto social; sí es una película “bonita” si te permites ver a través de una visión romantizada.
Veredicto: