Poseer algo único en el mercado.
A todos nos gusta sentirnos especiales, saber que pertenecemos a un círculo de clientes que merecen atención especial, productos únicos contrario al resto, o un servicio digno de nuestro estatus. Esta exclusividad se ha convertido en un recurso que la mercadotecnia ha sabido utilizar en favor de las marcas, un ideal al que todo consumidor aspira pertenecer. En un mundo donde es posible comprar como cualquier o ser especial adquiriendo productos específicos que no todos pueden poseer, la segunda opción siempre va a ser el objetivo de los clientes, sentirse diferente, por encima de la media, y poseer algo único en el mercado que en nuestras manos es símbolo de exclusividad.
Hoy en día, esta exclusividad es aprovechada al máximo por todo tipo de marcas alrededor del mundo, quienes ofrecen sus productos más sobresalientes bajo esta etiqueta de limitación y lujo que sólo algunos podrían poseer, una etiqueta indirecta de estatus ante la sociedad moderna. Si bien esta exclusividad se puede implementar e interpretar de muchas maneras, todas ellas coinciden en la realidad final de que lo exclusivo es sinónimo de aspiración.
Las virtudes de la exclusividad
En la actualidad, los productos de todo tipo se fabrican en serie y por millones, repitiendo conceptos incluso entre diferentes marcas, motivando a las compañías a innovar de vez en cuando buscando destacar de su competencia directa. En un mundo tan repleto de prácticamente todo, cómo podría funcionar la exclusividad con un mercado tan saturado. Pues aunque parezca increíble, aún es posible ser exclusivo en nuestros días, utilizando ciertos elementos y recursos que pueden hacer de un producto un material único en el mercado digno de pocos.
La exclusividad requiere de diversos factores para que un producto triunfe como tal en el mercado, mismos que van desde su concepto, su fabricación, su distribución y su publicidad. La exclusividad se entiende por aquello que es único y diferente al resto, propio de pocos o de un grupo selecto, ya sea esto una marca o un grupo de clientes seleccionados. Con esto en cuenta, podemos decir que la exclusividad en el mercado otorga a quienes poseen un producto bajo esta denominación algo que pocos poseen, algo realmente distinto al mercado, otorgando a la marca una ventaja competitiva, y a los clientes, un estatus de exclusividad y poder.
Exclusividad comercial
Los productos exclusivos están en todas partes: en la industria de la moda, en el sector automotriz, en la tecnología y hasta en los juguetes. En la moda, tenemos marcas que ofrecen exclusividad en sus productos dependiendo del historial de sus clientes dentro de la marca; un Ferrari es exclusivo de clientes que pueden costearlo, puesto que no es un auto que puede tener cualquiera y mucho menos comprarse en cualquier parte. La tecnología no demuestra de forma clara el poder de la exclusividad comercial mediante la telefonía y los gadgets, donde ciertos modelos, formatos e innovaciones tecnológicas pertenecen a ciertas marcas de alta gama como Apple o Samsung.
La exclusividad puede recaer en la propia invención del producto mediante el registro de su patente, que lo haga propio y único de obtener con cierta marca o compañía. También podemos encontrar este recurso en el mundo del coleccionismo mediante la distribución de ciertos coleccionables o juguetes mediante ciertas cadenas o plataformas en internet, que bajo el sello de dichos distribuidores el producto solamente podrá conseguirse con ellos y mediante un número limitado, llegando así a la exclusividad por límite de existencias.
Pero fuera de todo esto, hacer que un producto sea exclusivo no debe recaer en limitarlo de forma extrema, encarecerse o segregar a cierto tipo de clientes, sino en valer dicha característica exclusiva en su forma y composición, en lo que tiene para ofrecer y cómo esto se traduce en algo propio de una marca. Hacer de la exclusividad un distintivo de marca puede significar el éxito comercial de dicho producto, pues no podrás encontrar un café de cierta marca en otro establecimiento de la competencia, generando preferencia, lealtad, y una exclusividad real en un mercado diverso y competitivo, donde todos querrán esta ventaja que debe saber jugar con inteligencia en favor de los clientes y del renombre del producto y su marca.