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Por Hugo Rocha

La nueva película de Park Chan-wook que le otorgó el premio a Mejor Director en el festival de Cannes el año pasado y que seguramente veremos nominada en la mayoría de las premiaciones en la competencia a Mejor Película Extranjera (o Internacional según los premios) ha llegado por fin a nuestro país; ¿es tan buena como lo aseguran estas nominaciones y estatuillas ganadas?

La Decisión de Partir es un thriller romántico con tintes de humor negro en el que seguimos al detective Hae-jun (Park Hae-il) intentando encontrar la verdad del supuesto accidente de un hombre que muere al caer de una montaña; mientras este comienza a desarrollar un interés romántico por la principal sospechosa: Song Seo-rae (Tang Wei), la esposa del difunto.

Esta es una de esas películas que es algo difícil de describir, y que por la mera sinopsis y la mezcla de géneros, puede que más que alguno no se sienta atraído por la misma al pensar que podría caer fácilmente en un melodrama barato. Pero este no es el caso, es una de esas películas que se sienten únicas y que te invita a verla en más de una ocasión para descifrar la gran cantidad de simbolismos que implementa Park Chan-wook.

Formalmente, esta película coreana se destaca entre muchas de las películas que podrás encontrar en cartelera, reafirmando el porqué ha sido aclamada la dirección del filme. Las puestas de cámara y el juego con las ópticas y el foco funcionan perfectamente: brindan de intensidad las escenas de acción, la composición en los momentos cómicos refuerza el humor y lo más importante: van construyendo la compleja relación entre sus dos protagonistas al crear un doble juego del gato y el ratón; uno busca la verdad y la otra oculta información sobre el caso mientras que al mismo tiempo esto sucede con la atracción creada entre ambos.

Realmente el juego visual logrado con la cámara te mete de lleno en la historia, siendo testigo y cómplice de los dos protagonistas. Poniéndose tenso al descubrir nueva información sobre el caso y deseoso de que la relación entre ambos se logre a pesar de las barreras entre ellos, aún sabiendo que el detective es un hombre casado y que la sospechosa sigue bajo investigación. 

Esto último se logra también gracias a las interpretaciones de Tang Wei y Park-Hae-il, quienes aprovechan el guion de Park Chan-wook y Jeong Seo-kyeong para darle vida y múltiples capas a estos personajes: cada mirada y microgesto entre ellos construye esta complicidad y esta atracción indebida, que al igual que los personajes secundarios, nos vamos a dando cuenta de ello.

Y hablando del guion, es este el que permite que todo lo demás funcione perfectamente; logrando estructurar esta historia de tal forma que podamos engancharnos con los personajes, conocer su mundo y sus modos, darle giros que uno no ve venir dotándonos de un interés que se renueva en cada acto; y lo más impresionante, lograr equilibrar estos géneros sin hacer que la historia caiga en el completo ridículo y volverla en una película que es genuinamente divertida, sin apartar a los espectadores que repudian la pretensión que uno podría esperar de este tipo de películas; pero que a la vez te invita mucho a interpretación de motifs presentados en los diálogos, el diseño de producción e incluso la música.

Todos estos simbolismos se encargan de construir barreras entre los personajes a lo largo de toda la película, presentadas en una infinidad de formas: el idioma, la nacionalidad, ventanas, montañas; siempre hay algo que separa a estos personajes y estamos impacientes porque por fin caigan estas. 

Es aquí donde enfatizo en que la película te invita a verla en más de una ocasión, con un solo visionado de La Decisión de Partir, estoy seguro que aún me queda mucho por descubrir y reinterpretar. A unos días de haberla visto, la película aún resuena en mi cabeza y es por eso que recomiendo ampliamente que te des la oportunidad de verla y te aventures a ver una de las joyas que el cine coreano nos ha entregado.

 

Veredicto: