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Por Bale Echeagaray

El número 68 está escrito con sangre y con op art en la historia de México.

Las calles, por donde se movía el descontento social, estaban tapizadas por posters, murales, estampillas postales, propaganda en camiones, entre otros, con la imagen de México 68.

A 27 meses de los Juegos Olímpicos el gobierno mexicano obtuvo la sede. Se creó el programa de Identidad del Comité Olímpico Mexicano. Lance Wyman fue el encargado del diseño gráfico y las publicaciones por Beatrice Trueblood.

Para crear la identidad de los Juegos se usaron dos conceptos: lo moderno y lo tradicional, representados por el optical art y las artesanías wixárika.

Wyman unió el número 68 con los aros olímpicos y al ver la armonía que se generaba incorporó la palabra México, de una forma clara y precisa, convirtiéndolo en un emblema.

Se creó la tipografía, símbolos gráficos y pictogramas. Cada pictograma indicaba un deporte y su instalación. Se eliminaron las palabras y a los atletas para representarlos y se convirtió en algo completamente visual. Los cuadrados redondeados se inspiraban en lo prehispánico y se usaba la herramienta o el objeto utilizado en el deporte.

También se creó un alfabeto visual que incluía a todas las sedes y los deportes, sin importar el idioma, todes podrían entender a lo que iban y a dónde tenían que ir.

La ciudad se llenó del movimiento olímpico y se recurrió a todos los medios de comunicación de la época para promocionarlo.

El emblema de estos Juegos fue la “Paloma de la Paz”, la cual recibía a los atletas y visitantes con la leyenda de “Todo es posible en la paz”.

Por primera vez en la historia, la sede se convirtió en una Ciudad Olímpica.

Así, el 12 de octubre de 1968, en el Estadio Olímpico Universitario de la UNAM, se inauguraron los XIX Juegos Olímpicos.

En el otro lado, los movimientos sociales de ese año utilizaron al cartel como un arma para darle voz a las protestas, ya que los medios de comunicación estaban controlados por el gobierno en turno. Se hicieron con distintas técnicas como la serigrafía y la litografía, tapizando las ciudades con estos mismos. Se mezcló lo artístico con lo político y se trató de una revolución ideológica, social y artística.

México 68 llevó al diseño gráfico a un lugar que no se había visto nunca a nivel internacional y para el país se convirtió en el nacimiento de este mismo.