La tendencia en busca de adaptar la imagen gráfica a tiempos modernos.
Por Miguel Garfias
En un mundo tan cambiante como es la era digital, las marcas deben valerse de muchos recursos para permanecer en el ojo público sin perderse en el olvido o volver su imagen gráfica algo obsoleto y anticuado. Las marcas pueden perder su reputación y estatus en los mercados si su imagen se vuelve verdaderamente anticuada, perdiendo lugar ante marcas de apariencia más moderna, juvenil y de mejor adaptabilidad a nuevos formatos, ya sea impresos, digitales o multimedia.
En la actualidad, existe una tendencia de simplificación en el mundo del branding, fenómeno que tiene como principal motor la innovación visual y la adaptabilidad de los medios, donde las marcas, antiguas o nuevas, deberán pensar y trabajar su imagen corporativa buscando desenvolverse en un mundo cada vez más digital y ante una generación que busca la sencillez en el entorno visual y gráfico. Por ello, grandes marcas están renovando su apariencia, simplificando sus logotipos y/o eliminando elementos que hoy resultan innecesarios para las plataformas digitales y ante un mercado minimalista.
Renacimiento corporativo
Las marcas siempre se han adaptado a las tendencias de diseño y consumo buscando una actualización que mantenga las preferencias de sus clientes y su posición en el mercado. Pocos son los casos donde el logotipo o la imagen gráfica de una marca se haya visto envuelta en trabajos de rebranding, simplificación u otro tipo de modificaciones, siendo una de las marcas más famosas de la nula intervención de su imagen la refresquera más importante del planeta, Coca Cola, quienes mantienen su logotipo original intacto, valiéndose de otros medios para mantenerse actualizados gráficamente.
Por el contrario, muchas grandes marcas han optado por el constante cambio de imagen, tomando el riesgo de verse envueltos en la controversia o el abandono por parte de sus clientes ante una imagen con la cual no logren identificarse. Siguiendo el ejemplo de simplificación de Apple y su éxito de simplificación, hoy la tendencia demuestra que menos, es más, y las marcas han comenzado su transición hacia un mundo de imagen gráfica simplificada. Reducir los elementos que hoy ya no funcionan y lucen obsoletos, que simplemente requieren espacio de más en los medios de difusión, o cuyo diseño ya no tiene lugar en una nueva era gráfica, es lo que marcas automotrices como Volvo, Nissan, o cadenas como Starbucks y Burger King implementaron al momento de renovar su imagen corporativa.
Simplificación, rebranding y debranding
La apuesta siempre será riesgosa, más aún, cuando se trata de marcas ampliamente reconocidas cuyo cambio de imagen realmente impactará en sus consumidores. Muchos miran a Apple o MasterCard y ven cómo el éxito de su simplificación lo es todo, pero esta apuesta no siempre resulta tan sencilla, por lo que debemos analizar qué es lo mejor para nuestro logotipo, si lo es simplificarlo, hacer un rebranding, o simplemente eliminar elementos que ya no son útiles o necesarios en su imagen gráfica mediante el debranding.
La simplificación buscará hacer de nuestras marcas algo más sencillo de entender y fácil de reproducir, con mayor pregnancia y con los menores elementos posibles, por lo cual debemos reducir el material gráfico del logo lo máximo posible, con menos elementos, menor cantidad de colores, y un trazado simple y de impacto visual. Ejemplos de esta simplificación podrían ser la marca de coches alemana Volkswagen, Intel, Warner Bros. o MasterCard.
Otra alternativa a esta simplificación, que no altere tanto la imagen ya conocida de la marca es el debranding, el cual consiste en la eliminación de elementos tipográficos de nuestro logo, haciendo uso del elemento gráfico como distintivo de marca, siendo ampliamente funcional en marcas de gran posicionamiento en el mercado, como lo son Starbucks, Nike, Apple, Renault o Chanel, las cuales, pueden valerse simplemente por su elemento iconográfico para competir en el mercado, esto gracias a su gran presencia y dominio de su industria.
Por último, tenemos la alternativa más arriesgada, el rebranding. La hazaña de llevar a cabo una completa reestructuración gráfica corporativa de nuestra marca es una de las acciones más intrépidas para cualquier empresa, inclusive si estas poseen un estatus respetable en el mercado. Se trata de cambiar completamente la imagen de la marca, desde los colores hasta su diseño de logotipo, un completo renacer corporativo que en la mayoría de los casos costará trabajo al mercado adaptarse a él, pero que las empresas que lo implementan ven muy necesario realizarlo teniendo en cuenta su anterior imagen corporativa o las tendencias actuales que lo demandan. Dos de los casos más sonados de este fenómeno del rebranding es la banca BBVA y la cadena de cines Cinépolis, ambas siendo fuertemente criticadas en un inicio, pero que hoy, sus consumidores se sienten más identificados que nunca con una imagen más fresca y moderna.
El diseño de marca siempre está en constante transformación, evolucionando, innovando, adaptándose y renovándose para permanecer en un mundo donde el cambio está a la vuelta de la esquina todos los días. Todo en esto de las marcas tiene un porqué y una justificación, por lo que la próxima vez que contemplemos un logo simplificado, un trabajo de debranding o de rebranding, analicemos lo que lo ha llevado a implementarlo y no sustentamos nuestra crítica solamente en nuestro gusto ante lo que vemos, muchas veces el cambio va más allá de nuestro buen o mal gusto de diseño.